UNA DENSA CORRIDA DE CUADRI

(COLPISA, Barquerito)
Azpeitia: 1ª de feria

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CUADRI ENTRA EN LOS ANALES DE AZPEITIA
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    Con uno de los toros propicios de la corrida, éxito notable de Uceda Leal, que llevaba sin torear en San Ignacio catorce años. Sin suerte Castaño, oficio de Rubén Pinar.

    Azpeitia (Guipúzcoa), 30 jul Azpeitia. 1ª de feria. Media plaza. Veraniego.

    Seis toros de Cuadri, en tipo, cuajados, serios, hondos. Monumental el sexto. Sexto y cuarto se emplearon con estilo. Manejables primero y tercero, nobles los dos pero apagados. Aplomados y deslucidos segundo y quinto.

    Uceda Leal, de grana y oro, saludos y una oreja. Javier Castaño, de blanco y oro, saludos tras un aviso y silencio. Rubén Pinar, de púrpura y oro, palmas y una oreja.

 

    NUNCA HABÍA LIDIADO Cuadri en Azpeitia. En los anales de esta feria centenaria figuran Escobar, Miura, Victorino, Tulio Vázquez, todos los hierros Saltillo de los Moreno de  la Cova. Palha, los coquillas de Arjona, Flores Albarrán, Villamarta. El catálogo entero del torismo. Faltaba Cuadri, y ya no. Un toro Macetero en el estreno; un Montero para cerrar el desfile. Una corrida muy de Cuadri: amplia, voluminosa, de serio cuajo. Dos toros espectaculares: quinto y sexto. Invadieron la escena. De hondura fantástica el último; montado y ofensivo el quinto; ensillado el cuarto, un toro con toda la barba.

    No es que los tres primeros no tuvieran la proverbial lámina del toro de Cuadri –manos cortas, cajas largas, pechugas frondosas, papos imponentes- pero sacó ventaja la segunda mitad de corrida. Muy badanudo, el segundo de la tarde fue el más grave de la mitad primera.

    Había menos gente que otros años. ¿Casi dos mil almas? Casi. Y todos, o casi todos, habían sido testigos solo el pasado domino de la desencajonada de las corridas de la feria. Entonces fue el asombro. Como es norma, los cuadris fueron de salida bastante fríos. El sexto, dolido de la divisa, se rascó la barba contra la cimera del  burladero de capotes. Alto de cruz, imponía. No hubo ninguno que no impusiera.
 

    Nota común a los seis de envío: más nobleza que empuje, más resistencia que entrega. Se movieron con diligencia el cuarto y, pese a esperar en banderillas, el sexto. Uno y otro sacaron el estilo cuadri, que consiste en atacar y repetir casi en tromba. Uceda Leal, que no toreaba en Azpeitia desde 1999 –una corrida de Victorino, del “siglo pasado”…- anduvo suelto y resuelto, templado y seguro con el cuarto. Ha matado en su carrera unas cuantas de Cuadri, y contó la experiencia. Se entendió con ese cuarto nada más verlo y hasta la hora de hacerlo rodar: lances buenos en el saludo, toreo de manos bajas, tandas de muletazos cortas, tino para abrir los viajes cuando empezaba a pesar el toro, unidad de terrenos, brevedad y, en fin, una soberbia estocada para hacer buena su fama de mayúsculo espadachín. Por lo demás, ningún agobio de Uceda con el primer cuadri, que fue tardo y brusquito, y hubo que llamarlo a la voz, y tirar de él y aguantarlo. Con elegancia, porque Uceda es un elegante torero. Media estocada trasera, un descabello. La banda de Francesena, afinada como siempre, les regaló a Uceda y a los clientes una versión rumbosa del Zacarías Lecumberri.

 
 

    No les sobró gasolina a ninguno de los demás toros, pero ninguno dobló las manos, ni se fue del caballo de pica, ni siquiera los dos que más se resistieron a ir, que fueron los dos del lote de Javier Castaño. Los dos más aplomados y desganados, los de más corto viaje. Muy brillante en banderillas David Adalid, y en los dos turnos de Castaño porque tiene la costumbre de solo banderillear y no bregar; pero después de banderillas les costó a los dos toros venirse. Algún trato tuvo el quinto por la mano izquierda, no mucho. El segundo pegó porrazos. Castaño insistió. Porfías tercas. Pero toros a menos.

    El sexo –una estocada por el hoyo de las agujas- tuvo en los medios una muerte resistida y memorable. Esa manera de doblar fue guinda de la corrida. Lo acababa de ser un estoconazo de Rubén Pinar a paso de banderillas y cobrado casi en los medios. Ahí mismo de frente, le pegó Rubén al toro la tanda más brillante de toda la tarde: dos naturales de frente y el de pecho. Pecó de monocorde la faena del tercero de la tarde. Sería el calor.

    FIN 

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