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CUADRI, RECIBE LA VISITA DEL AULA JOVEN DE LA MERCED |
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Fotografía: Pepe Plaza |
Fotografía: Pepe Plaza |
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Fotografía: Pepe Plaza |
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Fotografía: Pepe Plaza |
Hacía frío, mucho frío, y, por momento, incluso lloviznaba, pero ni por ésas perdía nadie la atención en las palabras de un hombre sabio y bueno. Cada vez más de las dos cosas y cada vez más reconociendo que, pasa el tiempo, y sólo sabe que sabe menos de aquello a lo que lleva dedicado toda su vida. Como su familia: a criar un toro diferente y único que no se puede encontrar más que en las tierras de Comeuñas. Se levantaban rachas de aire que cortaban hasta el aliento, pero allí estaban todos, cerca de un centenar de jóvenes aficionados y enamorados del toreo y su universo, oyendo con delectación a quien les iba desgranando una filosofía tan pura como auténtica. |
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Corrida para Madrid. Foto José Antonio Hernández Mora |
Queda dicho que hacía frío, pero todo él fue menos ante el calor de la bienvenida. A las puertas de Comeuñas, de la casa, en cuyo porche (más o menos) campean a su anchas dos señoras corridas reservadas, por este orden, para Valencia y para Madrid. Una más tiene ya comprometida Fernando Cuadri para este año. Es para Azpeitia y es la que tenía que haber ido a Castellón. En condiciones normales, aunque esos extraños vaivenes que tiene la Fiesta y que tan poco o nada entienden de justicia, importan poco a los ganaderos: "Cuando tienes tres o cuatro corridas al año para vender, te preocupa menos que te dejen de algún sitio donde deberías estar porque te lo has ganado. Por fortuna, siempre hay quien está esperando la renuncia de otro. Eso ha pasado este año con Castellón y con Azpeitia. Lo malo es cuando cuentas diez o doce corridas y tienes que colocarlas y te faltan plazas", explica Fernando con una normalidad que, por extraordinaria, asombra. A la espalda de la casa, aguarda otra punta de toros que, por lo desigual de sus hechuras, ya apunta que no es una corrida en sí misma, sino los suplentes de los titulares que sí tienen ya destino. Algún cinqueño que quedó sin lidiar el año pasado y varios toros más que, por su morfología, no entra ni en la de Madrid, ni en la de Valencia ni en la Azpeitia. Pero sí hay en estos tres encierros ya reseñados diez toros en cada uno de los que, de ir todo bien, algunos sobrarán. Será entonces cuando con unos y otros compondrán los ganaderos una cuarta corrida. La tienen pedida plazas como Albacete, Nimes y Zaragoza (a la espera de que se conozca qué empresa se hace con este coso). "Pero hasta que no pase el compromiso de Madrid, no recomponemos nada ni comprometemos nada. Aquí, Madrid es lo más importante", señala Fernando Cuadri. La visita a esta ganadería tan especial ha desbordado todas las previsiones en el Aula Joven de la Merced. Somos casi un centenar, así que unos se mueven entre cercados en los remolques y otros lo hacen andando. En los remolques, como en los barcos, las mujeres y los niños que en el Aula cada vez son más. Las unas y los otros. ¡Un lujo! Y pendiente de todo y repartiendo mil explicaciones y regalando cientos de anécdotas en el ganadero. Y con él, Antonio Abad, el encargado de reclutar a los mozos de la camada de este año para que se dejen contemplar y fotografiar. De esa forma tan sencilla y normal de contar que tiene, Fernando va desgranando parada a parada la filosofía ganadera de su casa. La importancia vital que aquí tienen los sementales, cómo éstos se seleccionan por morfología y por reatas, cómo puede cambiar el comportamiento de un animal según cuando se tiente, lo que le ha probado ya la experiencia de que cada vez se sabe más pero se yerra también más en la cosas del toro y del campo... "Con el paso del tiempo, uno va sabiendo más del toro en términos absolutos, pero menos en términos relativos. Ya cada día descubres matices que desconocías y que te cambian tu planteamiento. Lo que no variamos nunca es el criterio. Mi padre decía siempre que la ganadería era para los nietos y es verdad... Por suerte aquí son ellos los que van tomando ya el relevo y los que, por fortuna, comparten el criterio de siempre", relata Fernando Cuadri. Y una enseñanza más: "Quienes ven la Fiesta desde fuera y la critican, lo hacen por los veinte últimos minutos de la vida del toro en la plaza y no por los cuatro años anteriores en el campo. Pero, claro, es que ésta no la conocen. Y no saben que el toro es el único animal que existe que cuenta con un Libro Genealógico propio. Y que vive en plena libertad y en extensivo, en su hábitat, en su medio ambiente, con todo lo que precisa. Y que es el único también que puede ganarse su futuro a partir de su propio comportamiento. Y que lo que lleva al animal a seguir peleando por encima de las heridas que le deja la lidia es su instinto. Y ese instinto forma parte de su esencia, no se le puede quitar. El toro bravo es la mejor constatación de que es más importante la vida que la muerte". Hacía frío, mucho frío, y, por momento, incluso lloviznaba, pero ni por ésas perdía nadie la atención en las palabras de un hombre sabio y bueno. Cada vez más de las dos cosas y cada vez más reconociendo que, pasa el tiempo, y sólo sabe que sabe. |
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