La lucha épica entre la bravura y nobleza de “Revisor” y la torería de Rafael de Julia habían desbordado el último acto de la tarde en Valverde.
Prácticamente el indulto nubla la vista y pone nudos de emoción. El trasiego en el ruedo es emoción, todo parece no contar, en una palabra… todo el mundo es feliz.
La tarde había desgranado prácticamente sus tres primeros actos dentro de la más absoluta desazón, a pesar de que Uceda le cortase una oreja, piensa uno más por la grandísima estocada en la yema que por una faena donde aliviar a un toro sin poder aunque con clase para el torero. Se buscan argumentos para justificar una tarde pero eran argumentos de poco peso. Además las cosas no se inventan. Salen o no salen… pero no se inventan.
Ni se inventan las devoluciones cuando un toro se lesiona en el caballo, caso del primero de la tarde.
La cosa empezó a fraguar en lo que es la verdad de una gran tarde de toros cuando el quinto se fue como un autentico toro bravo para el caballo. “Tunante” arreó con la verdad que no habían tenido sus hermanos, sin dolerse al castigo. No fue bravura ficticia porque después, alegre y poderoso en banderillas le puso un nudo de emoción a la tarde. Fue toro de ganadero, pero también de torero, porque Uceda estuvo muy a gusto con este “Tunante” que hizo un guiño de sinceridad a la tarde. Mostró un toreo estilista, profundo, y verdadero, el artista madrileño y por sendos pitones le bordó un toreo muy sincero y con temple. Tanto como el tenia este de Cuadri en la nobleza encastada con la que seguía impávido la muleta. Tanto de verdad fue la cosa que con la plaza en plan de triunfo, cambió un roto en la seda de su traje por enfundar en un estoconazo de los se sin puntilla.
Uno se decía para a los adentros, que al menos con eso ya bastaba… que disfrutar de ese toro y ese torero era lo que cualquier aficionado busca en su particular tarde de recuerdos. Más estaba marcado que el destino caprichoso que le había negado material apto a bejarano, vendría a poner en manos del más joven de la terna, ese toro que sueñan los toreros y al que además las crónicas de toda España le pondrán esa coletilla… de Cuadri.
Si por pura entelequia, el toro bravo descubre a los malos toreros habrá que resarcir en algo el dicho porque en esta caso un toro excelente noble, con cuajo de toro, con una voluntad y clase infinita para embestir descubrió también a un excelente torero. Ni un mal paso, ni un mal fundamento de faena. Todo en su sitio para que la cosa se fuera poco a poco hasta el delirio que les contaba casi al principio de la crónica. El primer toro indultado de esta ganadería se iba con la misma nobleza que embistió, hasta los corrales. De allí al campo y a la historia que un día recordará como “Revisor” nunca se fue de la pelea con el hombre. Aunque… ¿quién puede llamarle pelea a la bellísima conversación que mantuvieron De Julia y “Revisor”?
Una corrida para la historia
Hay toros que hacen historia y el de ayer evidentemente la tiene. Una plaza con publico, un torero con argumentos de artista, delante y un ganadero al que evidentemente igual asitió con la misma emoción a la clase de “Revisor” que a la enorme bravura de “Tunante”. Sin duda dos grandes toros, dentro de una corrida no tan completa en conjunto como años anteriores, pero en la que indudablemente hay mucha tela que cortar y que contar. No hubo naufragio, porque de los embates de media corrida sin historia, se puede pasar a la gran historia de una corrida.
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